En noviembre de 2020, el mundo recibió la emocionante noticia de que las primeras vacunas COVID-19 estaban listas para su implementación y, a partir de ahora, países y organizaciones de todo el mundo han comprado de manera anticipada, cerca de 7,250 millones de dosis.
El mundo tiene al menos dos, y posiblemente tres vacunas para COVID-19 listas para distribuirse antes del fin de año. En varios meses, es probable que millones de personas hayan recibido al menos la primera dosis de una vacuna fabricada por Pfizer, Moderna o AstraZeneca.
En los últimos meses, un grupo de investigadores de la Universidad de Duke, ha ido recopilado información respecto a la distribución de la vacuna. Los datos presentados en las siguientes tablas han sido recopilados y presentados a través del Launch and Scale Speedometer del Centro de Innovación de Salud Global de Duke con el apoyo de la Fundación Bill y Melinda Gates.
La línea de tiempo de la investigación y el desarrollo (R&D)
Bloomberg está siguiendo el desarrollo de nueve de las vacunas más prometedoras del mundo. Un total de seis vacunas están ahora disponibles para uso público, en cantidades limitadas, en docenas de países.
Las naciones han invertido miles de millones de dólares en el desarrollo de nuevas tecnologías de vacunas, probándolas en miles de voluntarios, ampliando la fabricación y luego llevándolas al mercado en un tiempo récord.
Ninguna de estas vacunas, por sí sola, es suficiente para atender una población mundial de unos 7,800 millones de personas. Pero juntas representan la mejor oportunidad para la humanidad de poner fin a una pandemia que se ha cobrado más de 1,7 millones de vidas y ha provocado una crisis económica mundial sin precedente.
Se vislumbra un futuro en el que la vida ha vuelto a la normalidad, pero algunos países están preparados para llegar más rápido que otros.
¿Quienes financiaron la investigación y el desarrollo de las vacunas?
Debido a la urgente necesidad de la vacuna, los gobiernos y las ONGs han invertido miles de millones de dólares en proyectos para creación y prueba de distintos tipos de vacunas. Organizaciones filantrópicas como la Fundación Bill y Melinda Gates, y personajes cómo Jack Ma (fundador de Alibaba) respaldaron la investigación y el desarrollo.
En total, los gobiernos han proporcionado un poco más de 8,700 millones de dólares (34%), según la empresa de análisis de datos científicos Airfinity (si les interesa mucho todo el “data analysis” de la pandemia, accedan a la demo). Las organizaciones sin fines de lucro (ONGs) han proporcionado más de 2,000 millones de dólares (8%). Las empresas privadas han invertido la mayor parte de los recursos que se ocuparon en el desarrollo e investigación por la vacuna, con aproximadamente 15,000 millones de dólares (58%).
Sin embargo, inicialmente las empresas no se apresuraron a financiar proyectos de vacunas. La creación de vacunas, especialmente en caso de una emergencia sanitaria de tipo “pandemia”, no ha demostrado ser muy rentable en el pasado. El proceso de descubrimiento lleva tiempo y está lejos de ser seguro. Las naciones más pobres necesitan grandes suministros pero no pueden permitirse precios altos. Y las vacunas generalmente deben administrarse solo una o dos veces. Los medicamentos que se buscan en los países más ricos, especialmente los que requieren dosis diarias, son más rentables.
Las empresas que comenzaron a trabajar en vacunas para otras enfermedades como el “Zika” y el “SARS” saben lo complicado y poco lucrativo que es. Por otro lado, el mercado de inyecciones contra la gripe, que tiene un valor de varios miles de millones de dólares al año, sugiere que si el COVID-19, como la gripe, está aquí para quedarse y requiere inyecciones de refuerzo anuales, entonces podría ser rentable para cualquier empresa que decida entrar a “este juego”.
La vacuna es para quien “la reservó”.
Aunque los países “ricos” están comprando actualmente la mayor parte de las dosis, India ha pedido 1,500 millones, más que cualquier otro país individual.
En comparación, EUA ha comprado (y reservado) 1,010 millones de dosis, y aunque este número es menor que la cantidad que ha comprado India, EUA tiene alrededor de 330 millones de personas en comparación con los florecientes 1,300 millones de ciudadanos de la India.
Sin el poder adquisitivo de los países de “ricos”, los países de “pobres” y “no tan ricos” deben aprovechar otros medios para adquirir vacunas COVID-19, como ofrecerse como voluntarios para albergar ensayos clínicos a cambio de dosis, como se hizo en Perú. La capacidad de la India para comprar tantas dosis se debe a acuerdos de fabricación con los productores de vacunas.
Como porcentaje del total de dosis vendidas, los países de “ricos” han comprado casi el 54%, lo que equivale a 4 mil millones de dosis. Mientras tanto, los países de “pobres” y “no tan ricos” han comprado poco más del 23%.
En particular, Canadá ha reservado el mayor número de dosis por persona en comparación con cualquier otro país, habiendo ordenado más de 350 millones de vacunas para una población de poco más de 38 millones de personas, lo que equivale a nueve dosis por persona.
Actualmente, se están desarrollando y probando más de 200 tipos de vacunas a una velocidad vertiginosa. Sin embargo, un aspecto importante a tener en cuenta es que no todas las vacunas candidatas que se venden anticipadamente pasarán la etapa de prueba.
La vacuna de la Universidad de Oxford es la más popular hasta ahora, con más de 2,500 millones de dosis vendidas. La institución académica, junto con AstraZeneca, está distribuyendo 500 millones de vacunas en India y Estados Unidos, así como 400 millones en la Unión Europea.
Novavax, el segundo mayor vendedor de vacunas COVID-19, ha vendido 1,300 millones de dosis por adelantado. Hasta ahora, los primeros en sacar su vacuna al mercado — Pfizer-BioNTech y Moderna — han vendido previamente el 10% y el 6% de las dosis totales de vacunas que se fabrican, respectivamente.
¿Cuánto está costando la vacuna?
Hay que aclarar algo MUY importante:
Al día de hoy (por lo poco o mucho que he investigado), NINGÚN PAÍS TIENE PENSADO VENDER LA VACUNA a sus habitantes, o dejar que los privados vendan la vacuna a su población. La mayoría de países están pensando en comprarle las vacunas a los fabricantes y aplicarla ellos mismos (por si solos o con ayuda de los privados).
Algunas empresas no quieren que se vea que se están beneficiando de la crisis global, especialmente después de recibir tanta inversión externa. La gran farmacéutica estadounidense Johnson & Johnson y la británica AstraZeneca, que trabaja con una empresa de biotecnología con sede en la Universidad de Oxford, se han comprometido a vender la vacuna a un precio que solo cubre sus costos. Actualmente, AstraZeneca parece ser el más barato a $4 dólares por dosis.
Moderna, una pequeña empresa de biotecnología, que ha estado trabajando en la tecnología detrás de su innovadora vacuna de RNA durante años, está poniendo un precio mucho más alto, hasta $37 dólares por dosis. Su objetivo es obtener algún beneficio para los accionistas de las empresas (aunque parte del precio más alto también cubrirá los costes de transporte de esas vacunas a temperaturas muy bajas).
En términos de precios, Pfizer-BioNTech, por ejemplo, está vendiendo sus vacunas a $19,50 dólares por dosis. Con la cantidad actual de dosis ya vendidas por Pfizer-BioNTech, eso equivale a un ingreso actual para la compañía, de más de $13 mil millones de dólares.
¿Quiénes reciben la vacuna primero y por qué?
Sin las vacunas COVID-19, las medidas de salud y seguridad como el distanciamiento social y el aislamiento probablemente permanecerían vigentes en un futuro previsible.
Mirando más allá de qué países reciben las vacunas primero, la Organización Mundial de la Salud ha creado una ruta (road map) que detalla qué individuos deben ser priorizados, con un enfoque en los trabajadores de la salud de primera línea y los ancianos.
Según la OMS, en un escenario ético con un enfoque inicial en la reducción de la mortalidad y la protección del sistema de salud, el primer paso debería ser la identificación de los “grupos vulnerables” correspondientes para maximizar el impacto con una oferta limitada. En situaciones de oferta limitada, los “grupos vulnerables” son aquellos identificados a través de las metas y objetivos de la vacunación como aquellos que deben recibir la vacuna antes que otros.
Si bien el suministro de productos sigue siendo limitado, los “grupos vulnerables” deben agruparse en niveles que tendrían acceso progresivo a la vacuna, según la prioridad descendente. Los niveles pueden estar compuestos por diferentes grupos objetivo que se consideran que tienen una prioridad similar.
Para este caso, la OMS sugiere que los “grupos vulnerables” inicialmente sean el grupo que logre el objetivo de reducir la mortalidad y proteger el sistema de salud. Los integrantes del grupo son:
- Trabajadores de primera línea en entornos de atención sanitaria y social.
- Personas mayores de 65 años.
- Personas menores de 65 años que tienen enfermedades subyacentes que las ponen en un mayor riesgo de muerte.
Y en México, ¿Qué está pasando?
Les comparto extractos del gran texto qué encontré del Dr. Xavier Tello:
Desde que las primeras vacunas para COVID-19 llegaron a México el23 de diciembre del 2020, ha surgido una pregunta que se ha convertido en duda, luego en reclamo y ahora en motivo de indignación ¿Por qué “el gobierno ha prohibido” que se compren las vacunas a quienes puedan pagarlas?
Es un cuestionamiento normal, si tomamos en cuenta que el resto de las vacunas del esquema básico de inmunizaciones, se encuentran disponibles de manera comercial.
¿Puedo comprar mi vacuna COVID-19 o el gobierno lo prohíbe?
No podemos, porque actualmente no se venden ningún lugar del mundo.
El gobierno de México no está “prohibiendo” la compra. Actualmente las vacunas disponibles en el mundo solamente cuentan con “autorización para uso de emergencia”. Como su nombre lo indica, esto solamente permite su utilización durante la contingencia sanitaria. En un lineamiento paralelo al de la FDA, COFEPRIS en México, otorgó el mismo estatus regulatorio para la vacuna de Pfizer-BioNTech.
Antes que nada, hay que entender que las vacunas contra COVID-19 “ya aprobadas”, se encuentran aún en la fase 3 de sus estudios clínicos. La mayoría ni siquiera ha llegado a esta fase y por lo tanto ni siquiera pueden aplicar a un uso de emergencia. Como en los primeros análisis de resultados se observó que contaban con eficacia y seguridad adecuadas y dada la emergencia internacional, se les concedió esta autorización. Sin embargo, habrá que esperar 12, 18 o 24 meses a que estos estudios hayan sido terminados, publicados y analizados.
Inclusive hay que tomar en cuenta que:
La autorización de uso de emergencia puede retirarse en cualquier momento si se notara algún efecto colateral importante que no había sido documentado previamente.
Para que un medicamento, biológico o dispositivo médico pueda ser comercializado de forma privada, requiere de un registro sanitario completo. En el caso de México, como en el de otros países, esto requiere completar y documentar perfectamente y someter a COFEPRIS una serie de documentos que incluye: certificados de buenas prácticas de manufactura, certificaciones analíticas y de estabilidad, control de calidad y procesos de análisis del activo biológico, con los cuales aún no se cuenta.
Seguramente que toda esta documentación, conjuntamente con los resultados finales de los estudios de fase tres, serán sometidos en el futuro para poder contar con un registro sanitario adecuado que permita la comercialización.
En este momento, toda la producción de los laboratorios que ya cuentan con autorización de uso de emergencia, está siendo encaminada a proveer directamente a los gobiernos de los países y las entregas que han contratado son para atender de manera gratuita a sus ciudadanos; es decir, ningún laboratorio cuenta en este momento con presentaciones comerciales de sus vacunas, ni inventarios para comercialización privada.
No hay nada qué comprar, porque no hay nada a la venta.
¿Las empresas privadas deberían de participar en la logística y administración de las vacunas?
Por supuesto que sí.
En Estados Unidos y en otros países, los gobiernos han entendido que la labor de vacunación para el 70% de su población adulta será titánica; y para asegurar una distribución adecuada y profesional, se han aliado o han establecido contratos con diferentes proveedores como aseguradoras, consultorios privados, cadenas de farmacias e incluso grupos de médicos y hospitales privados.
Hasta el momento, el gobierno de México no ha dado alguna señal de querer hacerlo por esta vía y personalmente creo que esta es una pésima posición.
Al momento de escribir este texto, en México no se ha recibido más de 53,000 dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech y ya se comienzan a notar dificultades logísticas, de distribución y organización. En el momento que estemos recibiendo embarques de más de 250,000 dosis semanales y debamos llevarlas a todos los rincones del país, seguramente estaremos en problemas.
Desde un inicio, esta administración decidió pelearse, romper relaciones y vetar a los principales proveedores de logística y distribución farmacéutica, por ello, en este momento México cuenta únicamente con la capacidad logística de las Fuerzas Armadas. Además, el grupo de vacunadores que han sido entrenados es muy pequeño.
Existen diversas estimaciones de cuánta gente deberá ser vacunada diariamente para cumplir la meta del 70% de vacunación de los adultos. La del Doctor Xavier Tello es:
Considerando que la mayor parte de las vacunas requerirán dos dosis, es de alrededor de 320,000 inyecciones diarias con el fin de completar 90 millones de mexicanos al final de 2021. Si no se cuenta con una enorme infraestructura, un plan logístico adecuado y el personal debidamente entrenado, esto será imposible.
Evidentemente, el realizar contratos con grupos médicos o de servicios privados, implica un gasto. Sin embargo, ya existía de cualquier modo un costo operativo a considerar, el cual por cierto no sabemos de qué partida presupuestal provendrá.
El problema es más grave si tomamos en cuenta la pésima comunicación que el gobierno ha tenido en este punto. Desde un ambiguo mensaje en el que se arguye la sola rectoría del Estado sobre las vacunas, hasta una extraña noticia en la prensa en donde se dice que el gobierno facilitaría la vacuna a empresas que quisieran aplicarle a sus empleados, lo cual pudiera poner en duda la “gratuidad” y daría privilegios a sectores que tuvieran la capacidad de comprarla para grupos específicos.
Estamos a tiempo de que el gobierno de México recapacite sobre el auxiliarse con operadores logísticos y administradores privados, con el fin de acelerar y hacer más fácil la administración -siempre gratuita- de esta vacuna.
¿Me la puedo poner en EUA?
Quizá el mito más grande que hemos leído en este momento, es el de que la vacuna será libremente comercializada en Estados Unidos.
Esta confusión surge porque, como lo mencioné arriba, el gobierno norteamericano ha decidido celebrar contratos con la iniciativa privada para que sean ellos quienes ayuden en la labor de vacunación. Por ello, vale la pena aclarar unos puntos:
- Las vacunas no se venderán libremente en los Estados Unidos. Algunas cadenas de farmacias han sido contratadas para administrarla, por lo que la vacuna será gratuita, aunque las farmacias pueden cobrar el costo de la inyección el cual será reembolsado por el sistema de salud o aseguradora que tenga cada persona.
- Si las vacunas son o no administradas de manera indiscriminada, es una potestad de cada estado. Sin embargo, es posible que se solicite una identificación (como el número de seguro social), con el fin de llevar un registro adecuado. Si este es el caso, que no cuenta con una identificación válida en los Estados Unidos, podría no ser vacunado. Esta decisión depende de cada estado.
- El proceso de vacunación en Estados Unidos tiene un calendario que establece que la población general podrá aplicarse la vacuna, seguramente, hasta finales de la primavera. Por lo tanto, quien tenga pensado viajar a los Estados Unidos a intentarlo, puede esperar a esas fechas. Para entonces, debería también estar disponible en México.
- Si alguien piensa que puede sortear los puntos 1, 2 y 3, deberá tomar en cuenta que las primeras vacunas de Pfizer BionTech y de Moderna, requieren dos dosis; por lo tanto deberán permanecer de viaje los 21 días requeridos para las dos dosis.
¿Comprada o gratuita?
He entrado en MÚLTIPLES DISCUSIONES con varias personas, entorno hacia este tema. Varios me han hecho cambiar de opinión, y me han dado argumentos SUMAMENTE convincentes.
Debido a estas múltiples discusiones, HE LLEGADO A LA SIGUIENTE CONCLUSIÓN:
No podemos dejar que el “libre mercado” decida quién puede recibir la vacuna.
Algunos de los argumentos para “sostener” esta conclusión, son los siguientes:
PRIMERO. Un mercado privado antepone la generación de riqueza a las necesidades.
Quienes tienen más probabilidades de comprar la vacuna de forma privada son aquellos que no se considera que tienen un riesgo suficientemente alto para recibir la vacuna de forma gratuita hasta más adelante, pero que tienen los medios para hacerlo (aún no sabemos cuánto podría costar en “precio al público”). Esto quiere decir, que los más vulnerables son los que no pueden trabajar o están enfermos.
Los precios suelen ser más altos en el sector privado porque los esquemas públicos de medicamentos se benefician de su tamaño y poder de negociación para mantener los precios bajos, lo que podría llevar a los fabricantes de vacunas a priorizar las ventas privadas. Si las empresas reservan una parte de su suministro limitado para ventas privadas, las personas que más necesitan la vacuna, como los trabajadores de la salud y las personas mayores, pueden tener que esperar más.
Si hay excepciones en las que las personas que no entran en las categorías prioritarias necesitan una vacuna, como para viajes esenciales a un país que exige la vacunación como condición de entrada, la respuesta es incorporar flexibilidad a través de solicitudes de acceso especial, no ventas privadas.
SEGUNDO. Es posible que las personas que compran de forma privada no obtengan la vacuna que necesitan.
Es posible que salgan al mercado varias vacunas, y todavía no sabemos si todas serán igualmente efectivas para todos. Por ejemplo, es posible que una vacuna en particular no funcione tan bien en personas mayores.
El atractivo de las ventas privadas puede llevar a las empresas a promover sus vacunas, lo que a su vez afecta cuál recibe el paciente. Las compañías farmacéuticas tienen una larga historia de marketing intensivo para los médicos, a menudo arrojando una amplia red en términos de quiénes sugieren que podrían beneficiarse. En el caso de la epidemia de opioides, estas prácticas se han asociado con graves daños a los pacientes.
Las empresas no pueden anunciar productos de venta con receta, incluidas las vacunas. Pero pueden realizar campañas de concientización sobre enfermedades sin marca que promocionen indirectamente productos entre los consumidores, a menudo a través de imágenes emocionales.
TERCERO. El seguimiento puede ser más deficiente si se habilita la venta vía privados.
El desarrollo de la vacuna COVID-19 avanza muy rápidamente, con pruebas previas a la comercialización más breves que las que normalmente tendría una vacuna. Esto hace que sea aún más importante realizar un seguimiento cuidadoso de quién recibe la vacuna, cualquier problema de salud que experimente y la efectividad a largo plazo. La provisión privada descoordinada crea desafíos logísticos adicionales para el seguimiento.
CUARTO. El suministro privado puede no ser práctico, si se toma a la ligera.
Como ejemplo, la vacuna basada en RNAm de Pfizer debe almacenarse a -80 °C. La gestión especial de la cadena de frío no es fácil para gran parte de lo proveedores, pero es probable que la manejen mejor los proveedores y/o distribuidores “GRANDES”, previamente identificados por los gobiernos cómo posibles contratistas encargados de administrar las vacunas.
Además, es probable que todas las vacunas COVID-19 requieran al menos dos dosis. Especialmente si el suministro es limitado, puede resultar difícil asegurarse de que los pacientes privados reciban su segunda dosis. Y los retrasos o la omisión de la segunda dosis probablemente conducirán a una menor efectividad.