El pasado 10 de julio, la presidenta Claudia Sheinbaum presentó el Chocolate para el Bienestar en barra, polvo y de mesa. No fue solo el anuncio de un nuevo producto en las Tiendas Bienestar: fue la materialización de una visión transformadora sobre la soberanía alimentaria en México, donde el Estado actúa como articulador de justicia social, rescate cultural y creación de mercados que priorizan el bienestar colectivo sobre la ganancia individual.
Este chocolate no es solo un dulce: es una muestra práctica de que se pueden construir cadenas de valor, sin intermediarios especulativos, que paguen precios justos a los productores y ofrezcan productos de alta calidad a precios accesibles: 14 pesos la barra, 38 el polvo y 96 el de mesa.
Representa cómo la Cuarta Transformación se materializa en políticas públicas concretas que impactan directamente la vida de las
comunidades rurales.
Si este modelo ha funcionado con el cacao, debe ampliarse. El chocolate es un punto de partida para aplicar esta estrategia a otros productos emblemáticos: café, miel, amaranto y maíz.
Lecciones del cacao: un modelo articulado.
El programa Chocolate para el Bienestar surge de la coordinación entre Sembrando Vida (que aporta la base productiva con 4,630 productores en Tabasco y Chiapas), Alimentación para el Bienestar (que acopia, transforma y comercializa), y las Tiendas Bienestar (que aseguran el acceso a productos de calidad en comunidades apartadas).
Este modelo garantiza ingreso justo a los productores, evita intermediarios, y ofrece chocolate con 50% de cacao (comparado con menos del 5% en productos comerciales).
Lo más importante: demuestra que el Estado puede ser un actor económico eficiente cuando busca maximizar el bienestar social, no la ganancia.
El café: la expansión lógica
El 24 de julio, solo dos semanas después del lanzamiento del chocolate, llegó el Café Bienestar: café soluble 100% mexicano, elaborado con granos de Sembrando Vida, vendido en frascos de 90g a solo 65 pesos. Esto confirma que la estrategia funciona y que la visión de soberanía alimentaria se está construyendo producto por producto.
México es el séptimo productor mundial de café, con una tradición cafetalera de siglos y cientos de miles de familias campesinas, muchas indígenas, en Chiapas, Veracruz, Oaxaca, Puebla y Guerrero, han sido víctimas de la volatilidad de precios y cadenas de intermediación que concentran las ganancias en el tostado, molido y venta.
Sembrando Vida ha rescatado esta vocación con 133 millones de cafetos en 96,000 hectáreas en siete estados. Productores se están organizando en cooperativas, como en Ocosingo, Chiapas, y crean centros de acopio para agregar valor y negociar mejores precios, pero falta completar la cadena con la transformación industrial y la venta directa.
El café Bienestar debe crecer hacia tostado, molido, cafés de origen, y variedades como café orgánico certificado, capaces de competir en mercados nacionales e internacionales de alta gama. México debe ser referente no solo como productor, sino como transformador de café de alta calidad, procesado y
comercializado dentro del país.
La miel: una oportunidad estratégica
México es el séptimo productor mundial de miel, con 58,033 toneladas en 2023. Detrás de estas cifras hay pequeños apicultores rurales afectados por los mismos problemas de intermediación y precios que otros sectores del campo.
El 60% de los apicultores ya son apoyados por Producción para el Bienestar, con una inversión de 205.7 millones de pesos en 2024. Algunas Tiendas Bienestar ya ofrecen una Miel del Bienestar, como en Yucatán. Pero estos esfuerzos siguen siendo fragmentarios.
La miel tiene ventajas: alta demanda nacional e internacional, propiedades nutricionales y medicinales, y no requiere procesos industriales complejos. México produce mieles de gran calidad: multiflorales del sureste, de mezquite del norte, de azahar o de café.
Hace falta un programa integral Miel para el Bienestar que articule apoyo a apicultores, centros de acopio regionales, capacitación en procesamiento y envasado, y comercialización directa.
Esto garantizaría precios justos a apicultores, miel pura y accesible para consumidores, y posicionaría a México como líder mundial en miel orgánica y de comercio justo.
Además, la apicultura es clave para la biodiversidad y la seguridad alimentaria. Las abejas son polinizadoras fundamentales. Apoyarlas es también una inversión en servicios ecosistémicos.
El amaranto: superalimento ancestral olvidado
Este cultivo prehispánico, base de la alimentación mesoamericana, tiene más proteína que el arroz y el maíz, y un perfil nutricional ideal contra la desnutrición.
México, reconocido por la FAO como “país de demostración del amaranto”, tiene la responsabilidad y oportunidad de liderar su rescate global.
Su producción sigue siendo marginal, en pequeñas parcelas de productores que enfrentan barreras de mercado. Sin embargo, el amaranto es perfecto para Sembrando Vida: se adapta a sistemas agroforestales, es resistente a sequías, requiere pocos insumos, y todas sus partes se aprovechan.
Un Amaranto para el Bienestar puede generar barras energéticas, harinas, cereales, galletas y más, vendidas en Tiendas Bienestar, accesibles para todas las familias.
Además, el amaranto puede diferenciar a México en el mercado internacional de “superalimentos” con historia milenaria y producción sustentable.
El maíz: la madre de todas las batallas
El maíz es el cultivo más estratégico para México. El Programa de Precios de Garantía ya establece un precio mínimo de 5,840 pesos por tonelada para pequeños productores.
Alimentación para el Bienestar también acopia maíz blanco. Pero falta el eslabón de la transformación y la comercialización directa.
Mientras México importa millones de toneladas de maíz amarillo para forraje, nuestros productores de maíz blanco –el de consumo humano– enfrentan precios injustos.
Se necesita un Maíz para el Bienestar que incluya acopio directo, almacenamiento, transformación (harina, tortillas, cereales) y venta en Tiendas Bienestar. Además, debe priorizar el rescate de variedades criollas, base de nuestra diversidad alimentaria.
El maíz no es solo alimento: es identidad, soberanía y sustento. Un programa integral sería la culminación de la estrategia de soberanía alimentaria.
Un modelo de país
Esta propuesta no es solo replicar un programa exitoso: es construir un modelo alternativo de desarrollo rural y soberanía alimentaria que redefine las relaciones entre campo y ciudad, productores y consumidores, Estado y sociedad.
El modelo articulado de Sembrando Vida, Alimentación para el Bienestar, Cosechando Soberanía y las Tiendas Bienestar puede adaptarse a cada producto y región, manteniendo principios comunes: eliminar intermediarios, pagar justo, fortalecer economías locales, conservar el patrimonio cultural y crear circuitos solidarios.
Las 30,000 Tiendas Bienestar previstas para 2030 pueden convertirse en la red de distribución más grande del país, llevando productos de calidad a precios accesibles a todo el territorio nacional.
El momento es ahora
El chocolate demostró que este modelo es viable. El café confirmó que avanza. Pero la miel, el amaranto y el maíz no pueden esperar. Cada día sin un programa integral es un día más de injusticia para productores y de alimentos inaccesibles para las familias.
La Cuarta Transformación tiene la oportunidad histórica de demostrar que es posible garantizar el derecho a una alimentación digna, nutritiva y culturalmente apropiada.
Empezamos con cacao. Ya llegó el café. Ahora falta miel, amaranto y maíz, y la voluntad política para llevar esta visión hasta el final.