Diciembre pintaba para ser el mejor mes del año para los restaurantes, pues tan solo en los primeros 10 días ya había un crecimiento en ventas de 20% respecto a todo el mes anterior. Pero la idea de cerrar el año con un poco de optimismo, tras los duros meses vividos a raíz de la pandemia, se esfumó tras el anuncio del cierre obligatorio del sector restaurantero, después de que las autoridades informaron el regreso del Valle de México a semáforo rojo.
Los números son desastrosos.
Con la rápida expansión del COVID-19, el sector restaurantero ha tenido una caída en la demanda y en las condiciones de demanda sin precedentes, debido a la súbita caída de la confianza del consumidor, a restricciones en la posibilidad de acudir en persona a los restaurantes y a las medidas de distanciamiento.
La industria de la hospitalidad ha representado uno de cada cuatro empleos perdidos durante la pandemia, más que cualquier otro sector de la economía. Sin ayuda adicional, decenas de miles de hoteles, bares y restaurantes podrían cerrar, llevándose consigo hasta 400,000 puestos de trabajo. Estos puestos son del barista que conoce nuestro pedido antes de que nos despertemos lo suficiente como para pedirlo, el camarero cuya sonrisa mejora un día pésimo y tantos otros detrás de escena.
Los restaurantes ya operan con márgenes muy reducidos. Para los restaurantes de mesa, esos márgenes se ven diezmados por los límites de capacidad (aforo), que probablemente estarán vigentes hasta que se encuentre una vacuna. Muchos restaurantes que han girado hacia la entrega a domicilio han descubierto que todavía no es rentable.
Una encuesta reciente de Deloitte realizada a los propietarios de restaurantes encontró que el 87% de restauranteros dijo que no podrían sobrevivir solo con la entrega y la comida para llevar, y el 60% dijo que está perdiendo dinero si permanece abierto.
Es probable que los restaurantes no puedan volver a los niveles comerciales previos a la pandemia hasta que puedan abrir los comedores a plena capacidad sin restricciones de distanciamiento social. Aunque en Julio regresaron pocos de los empleos perdidos, es poco probable que esa trayectoria de recuperación persista en los próximos meses, ya que la mayoría de los restaurantes continúan operando con pérdidas.
Especialmente en áreas urbanas densas como el Valle de México, los protocolos de distanciamiento social son una sentencia de muerte para los pequeños restaurantes que pagan alquileres altos y dependen de comedores densamente poblados.
“No hay forma de que ninguno de nosotros en México pueda sobrevivir”
¿Y, ahora?
Las opciones para los restaurantes ahora mismo son endeudarse más o cerrar.
Si los restaurantes obtienen el 50% de los ingresos ahora, es un gran día. Es como un sábado por la noche con todas las mesas llenas. Pero luego hay días en los que se obtiene el 10% de los ingresos normales. Esos son días en los que resulta más barato mantener las luces apagadas y cerrar las puertas.
Son las fluctuaciones las que realmente duelen. Los restaurantes confían en los patrones y la previsibilidad para el inventario, la dotación de personal, para todo. Ahora no hay certidumbre. Parte de ella está relacionada con el COVID-19; parte de ella está relacionada con las malas decisiones de los gobiernos; y parte de ella estaba relacionada con los temores de los consumidores sobre salir a comer en restaurantes. A veces es solo un artículo viral en Facebook que afecta la confianza del consumidor.
Los Gobiernos han dejado a los restaurantes solos.
El incremento de las hospitalizaciones por coronavirus en el Valle de México, llevó a que Hugo López-Gatell, Subsecretario de Salud; Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la Ciudad de México, y Alfredo del Mazo, gobernador del Estado de México, declararan conjuntamente el regreso al semáforo rojo. Esto implica el cierre de las actividades no esenciales -que incluye el sector restaurantero- desde el 19 de diciembre del 2020 hasta el 10 de enero del 2021.
No han consultado a los restaurantes, para ninguna decisión.
La medida, que impide vender alimentos en los establecimientos aunque sí para llevar, “condena a miles de trabajadores al desempleo y a los restaurantes a la quiebra”, aseguró la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (CANIRAC) en un comunicado.
De acuerdo con el organismo empresarial, el cierre obligatorio podría provocar que 80% de los restaurantes del Valle de México bajen la cortina permanentemente. Tan solo al final del año, calculan que en todo el país 122,000 negocios dejarán de operar y 450,000 personas se quedarán sin trabajo. En el Valle de México, hasta noviembre habían quebrado 13,500 establecimientos.
“Esto provocará una crisis irreversible”, dijo la CANIRAC.
El organismo argumenta que la noticia se dio sin previo aviso, lo que impidió a los restaurantes mover o terminar su inventario, lo que provocará pérdidas millonarias debido a que el sistema de envío a domicilio no es suficiente para canalizar sus productos.
En este sentido, la CANIRAC hizo un llamado a las autoridades para garantizar el cumplimiento del semáforo rojo para que las actividades productivas puedan reactivarse el 11 de enero. Además, piden dar apoyos fiscales como prórroga de impuestos, servicios, derechos, licencias de funcionamiento y subsidios al empleo.
Finalmente, el órgano empresarial solicitó llevar a cabo una declaratoria sanitaria que permita a los restauranteros llegar a acuerdos con arrendadores, proveedores y empleados.
Propuestas para reactivar la industria
La CANIRAC presentó las propuestas “ Acciones para mitigar los daños en la industria y activar la economía” desde Mayo del 2020. Una serie de propuestas que deberían de ser escuchadas por los gobiernos estatales y el federal.
IMPUESTOS
- Modificar el artículo 28 de la Ley del Impuesto sobre la Renta para que los consumos en restaurantes sean deducibles al 100% y no sólo al 8.5% como lo establece dicho artículo actualmente. Ya que esto reactivaría a la industria restaurantera.
- Que los contribuyentes puedan compensar impuestos durante el ejercicio del 2020 a fin de que resten montos a pagar. Deducción inmediata de inversiones en capital de trabajo y activos fijos.
- Eliminación durante el 2020 y 2021 de las declaraciones de pagos provisionales de ISR y aplazar 90 días el límite para presentar las declaraciones anuales, así como la deducción del 100% de las erogaciones por sueldos y salarios para la pequeña y mediana industria restaurantera.
- Condonación por única vez de multas, recargos y actualizaciones por falta de pago o no presentar en tiempo y forma la declaración anual de 2019, y por los meses que dure la contingencia durante 2020, de los impuestos y declaraciones correspondientes.
FINANCIAMIENTO
- Mejorar la disponibilidad de la financiación y acceso a créditos por parte de la banca de Desarrollo (NAFINSA, BANCOMEXT y FONDESO) a las PyMES, con criterios de elegibilidad a tasas accesibles (6% anual) y sin garantía.
- Créditos blandos con un período de gracia sobre el flujo de 6 meses.
SUBSIDIOS
- Subsidio en las tarifas eléctricas de toda la región centro y norte del país.
- Prorroga y crédito de 90 días para el pago de electricidad (CFE), agua y predio. Garantizar la cadena de suministro y evitar abusos en caso de escasez, acaparamiento y especulación de precios, verificado por la PROFECO.
- Subsidio o prórroga del 100% de las contribuciones de Seguridad social (IMSS) y vivienda (INFONAVIT). Prorrogar los créditos de los trabajadores que estén vigentes y reiniciar el cobro hasta el 2021. Autorizar el retiro voluntario del AFORE a los trabajadores para que éstos puedan capitalizarse.
DISTINTIVOS Y CAMPAÑAS
- Elaborar una campaña de exhorto a la población para que no consuma alimentos en la vía pública, ya que esto representa un alto riesgo de contaminación y contagio por la aglomeración que esto genera y la falta de higiene e inocuidad; así como invitarlos a consumir en restaurantes.
- Desarrollar un distintivo de Higiene “Libre de COVID-19” a los restaurantes que cumplan con todas las medidas y protocolos de “Mesa Segura”.
- Desarrollar un protocolo de reactivación para todo el 2021.
- Desarrollar una campaña de promoción turística a nivel nacional.
Existe un poco de esperanza.
Y, sin embargo, seguimos en la lucha. Los restaurantes han demostrado creatividad y resiliencia, convirtiéndose en “dark kitchens”, autoservicio, tenderos y hasta en empresas de logística. Los dueños de los restaurantes están haciendo volteretas hacia atrás para alimentar a las comunidades y al mismo tiempo mirar hacia el futuro.
Se desconoce cómo se verá la industria en unos meses. Pero si los comensales, los apoyamos, tendremos una recuperación, más ágil y mucho más rápida.