Post COVID19 – Reinventarnos o morir en el intento.

Es inimaginable como va a cambiar el mundo después de esta pandemia. Lo que si sabemos, es que cambiará de una manera radical, y para siempre.

Nos enfrentamos a la mayor crisis de nuestra generación (hasta ahora). Las decisiones que tomen las personas, empresas y gobiernos en las próximas semanas, probablemente irán dando forma al mundo en los próximos años. Cambiarán los sistemas de salud, políticos, culturales, y por supuesto, la economía como tal.

En la situación actual, todo parece indicar que las personas que pasan la infección quedan inmunes. “No lo sabemos con certeza, pero creemos que es así. Sería una inmunidad de corta duración (medio año o un año)”. De confirmarse este hecho, se abre un importante camino hacia la búsqueda de una vacuna: “Si hay inmunidad, podemos pensar en vacunas”. Aunque esta tardará, en el mejor de los casos, al menos 12 o 18 meses siguiendo los plazos establecidos para demostrar que la vacuna es segura y es eficaz. “Creo que tendremos vacuna, pero con toda probabilidad no será esta temporada”.

Entonces, ¿Qué podemos esperar de la era Post-COVID19?

La era posterior a COVID-19 tendrá una economía conformada por nuevos hábitos y regulaciones basadas en una interacción reducida de contacto cercano y restricciones más estrictas de viaje e higiene.

La “disrupción” actual cambiará la forma en que comemos, trabajamos, compramos, hacemos ejercicio, gestionamos nuestra salud, socializamos y pasamos nuestro tiempo libre, a un ritmo de cambio sin precedentes.

LA MUERTE DEL CAPITALISMO

Tres de los más grandes pensadores de nuestro tiempo han hecho énfasis en la importancia de repensar en un modelo económico que se adapte a nuestro estilo de vida y a la integración del estado y la industria económica:

  1. Yuval Noah Harari — https://www.ynharari.com/
  2. Mariana Mazzucato — https://marianamazzucato.com/
  3. Thomas Pikkety — https://www.parisschoolofeconomics.eu/en/piketty-thomas/

LES RECOMIENDO AMPLIAMENTE LEERLOS.

Ellos tres (por separado) han presentado diversos escritos en los cuales abordan la problemática del actual sistema económico, y de como debemos de “transformarlo”. Pero principalmente, cada uno de ellos sugiere y plantean teorías entorno hacia un estado (gobierno) más justo, menos desigual, con mayor intervención y con reglas más claras. Pero en general, los tres creen que debe de haber un estado más fuerte.

Para la gran mayoría de los problemas actuales, la intervención necesaria requiere un marco muy diferente del que los gobiernos han elegido. Desde la década de 1980, se les ha dicho a los gobiernos que pasen a un segundo plano y permitan que las empresas dirijan y creen riqueza, interviniendo solo con el propósito de solucionar los problemas cuando surjan. El resultado es que los gobiernos no siempre están adecuadamente preparados y equipados para hacer frente a crisis como COVID-19 o la emergencia climática. Al suponer que los gobiernos tienen que esperar hasta que ocurra un gran choque sistémico antes de que decidan tomar medidas, se realizan preparativos insuficientes en el camino.

En el proceso, las instituciones críticas que prestan servicios públicos y bienes públicos de manera más amplia, como el IMSS en México, donde se han hecho muy pocas inversiones en infraestructura hospitalaria desde el 2000 hasta el 2020, quedan completamente debilitadas.

El papel prominente de las empresas en la vida pública también ha llevado a una pérdida de confianza en lo que el gobierno puede lograr solo, lo que a su vez conduce a las muchas asociaciones público-privadas problemáticas, que priorizan los intereses de las empresas sobre el bien público. Por ejemplo, está bien documentado que las asociaciones público-privadas en investigación y desarrollo a menudo favorecen los “éxitos de taquilla” a expensas de medicamentos menos atractivos comercialmente que son de gran importancia para la salud pública, incluidos antibióticos y vacunas para una serie de enfermedades con potencial de brote.

Además de esto, hay una gran ausencia en la red de seguridad y protección para las personas que trabajan en sociedades con desigualdad creciente (México es un gran ejemplo), especialmente para aquellos que trabajan en las industrias del mercado informal, en donde no existe la protección social.

Pero ahora tenemos la oportunidad de usar esta crisis como una forma de entender cómo hacer que el capitalismo sea diferente. Esto requiere un replanteamiento de “para qué son y sirven los gobiernos”: en lugar de simplemente corregir las fallas del mercado cuando surjan, deberían avanzar hacia la conformación activa y la creación de mercados que generen un crecimiento sostenible e inclusivo. También deben asegurarse de que las asociaciones con empresas que involucran fondos gubernamentales estén impulsadas por el interés público, no por las ganancias.

  1. En primer lugar, los gobiernos deben invertir y, en algunos casos, crear instituciones que ayuden a prevenir diversas crisis, con la finalidad de que nos hagan más capaces de manejarlas cuando estas surjan. Pero igualmente importante es centrarse en la inversión a largo plazo para fortalecer los sistemas de salud, revirtiendo las tendencias de los últimos años.
  2. En segundo lugar, los gobiernos deben coordinar mejor las actividades de investigación y desarrollo, guiándolos hacia los objetivos de salud pública. El descubrimiento de vacunas requerirá una coordinación internacional a mayor escala, ejemplificada por el trabajo extraordinario de la Coalición para las innovaciones en preparación para epidemias (CEPI). Pero los gobiernos nacionales también tienen una gran responsabilidad en la configuración de los mercados al dirigir la innovación para resolver los objetivos públicos, de la misma manera que lo han hecho organizaciones públicas ambiciosas como la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA) en los Estados Unidos, que financió la inclusión del internet cuando resolvía el problema de hacer que los satélites se comunicaran. Una iniciativa similar en el cuidado de la salud aseguraría que los fondos públicos estén orientados a resolver los principales problemas de salud.
  3. Tercero, los gobiernos deben estructurar asociaciones público-privadas para asegurarse de que tanto los ciudadanos como la economía se beneficien. La salud es un sector que recibe a nivel mundial miles de millones de fondos públicos: en los Estados Unidos, el Instituto Nacional de Salud (NIH) invierte $40 mil millones de dólares al año ($920 mil millones de pesos). Desde el brote de SARS en 2002, el NIH ha gastado $700 millones de dólares ($1,500 millones de pesos)en investigación y desarrollo de coronavirus. La gran financiación pública destinada a la innovación en salud significa que los gobiernos deben gobernar el proceso para garantizar que los precios sean justos, no se abuse de las patentes, se proteja el suministro de medicamentos y las ganancias se reinviertan en innovación, en lugar de desviarlas a los accionistas. Y que si se necesitan suministros de emergencia, como medicamentos, camas de hospital, máscaras o ventiladores, las mismas empresas que se benefician de los subsidios públicos en los buenos tiempos no deben especular ni cobrar de más en los malos tiempos. El acceso universal y asequible es esencial no solo a nivel nacional, sino a nivel internacional. Esto es especialmente crucial para las pandemias: no hay lugar para el pensamiento nacionalista, como el intento de Donald Trump de adquirir una licencia exclusiva de los Estados Unidos para la vacuna contra el coronavirus.
  4. Cuarto, es hora de aprender finalmente las duras lecciones de la crisis financiera mundial de 2008. A medida que las empresas, desde las aerolíneas hasta el comercio minorista, solicitan rescates y otros tipos de asistencia, es importante resistirse simplemente a repartir dinero. Se pueden establecer condiciones para garantizar que los rescates se estructuran de manera que transformen los sectores que están ahorrando para que se conviertan en parte de una nueva economía, una que se centre en la estrategia ecológica de reducir las emisiones de carbono y al mismo tiempo invertir en los trabajadores , y asegurándose de que puedan adaptarse a las nuevas tecnologías. Debe hacerse ahora, mientras que el gobierno tiene la ventaja.

¿POR QUÉ EL MUNDO SERÁ DISTINTO?

En tiempos de crisis, podemos dar un paso atrás y comenzar a reescribir las historias sobre las que se construyen nuestras sociedades. Históricamente, los años posteriores a las grandes crisis han sido transformadores, para bien o para mal. Hemos visto explotar el miedo, la incertidumbre, la desorientación y el estado de shock de las personas para impulsar políticas económicas neoliberales impopulares, como se describe en el libro de The Shock Doctrine: The Rise of Disaster Capitalism, que sirve para afianzar aún más las estructuras de poder dañinas que impulsan la desigualdad.

Sin embargo, también hemos visto hazañas de gran progreso humano después de los tiempos de desastre. En términos de acceso al trabajo remunerado, el movimiento hacia la igualdad de género creció a un ritmo rápido después de la Segunda Guerra Mundial. Muchas mujeres permanecieron en los nuevos trabajos que habían asumido por necesidad durante la guerra, mientras que todos los hombres estaban peleando, trabajos que tradicionalmente habían sido los roles de los hombres. La mayor cantidad de opciones disponibles para las mujeres que querían tener un empleo remunerado ayudó a promover el avance de la igualdad de las mujeres en general.

Entre estos dos modelos opuestos de transformación social, por supuesto, también existe la opción de retener el statu quo anterior a COVID-19, un mundo en el que a pesar de nuestros muchos avances tecnológicos y sociales, nos encontramos en medio de una sexta gran extinción con sistema climático global colapsando, manteniendo un modelo económico global que depende del crecimiento infinito en un planeta finito, y donde muchas personas se han sentido cada vez más desconectadas, solitarias, ansiosas y deprimidas.

Entonces, ¿Cómo aprovechamos la oportunidad de escribir una nueva historia de la humanidad y las formas en que operamos? ¿Cómo mantenemos los ojos bien abiertos y nos aseguramos de no volver a caer en las viejas narrativas dañinas y limitantes del statu quo anterior a COVID-19?

Enlisto algunos de los cambios sustanciales que alcanzo a observar de manera generalizada (cambios, problemas y oportunidades):

Las reglas, normas y políticas irán cambiando de acuerdo a la situación del presente, de cada país y de su desarrollo económico/social:

  1. Habrá mucho menos reuniones sociales en el exterior.
  2. Habrá restricciones en vuelos y viajes.
  3. Habrá mucho más requisitos, normas y medidas de higiene.
  4. Se protegerá en mayor medida, a los grupos vulnerables.

Por otro lado, como seres humanos adaptables y en constante cambio, desarrollaremos nuevos hábitos que marcaran un nuevo ritmo de vida:

  1. Se implementará de manera constante el Home-Office y habrá mas gente trabajando desde sus casas, esto con la finalidad de prevenir cualquier dispersión de enfermedades, y mejorar el ambiente laboral.
  2. Mejoraremos nuestra manera de percibir “la mezcla” (y/o adaptación) entre el trabajo y la vida, debido a que valoraremos en mayor medida nuestra vida. Le destinaremos más tiempo a nuestra vida personal.
  3. Incrementará de manera sustancial, los pedidos vía e-commerce y el desarrollo logístico de los países.
  4. Buscaremos tener internet a todas horas, en todo momento y en cualquier lugar del mundo. Nos volveremos ciudadanos hiper-ultra conectados.

Para que esto ocurra, iremos viendo miles de experimentos sociales en todo el mundo. Esto ayudará a que adaptemos mejores prácticas de otros países y regiones.

De aquí a que termine el 2020, los países buscarán estar prevenidos para diversos “choques posteriores”, con la finalidad de mantener el orden y cuidar a sus ciudadanos:

  1. Un tercio del mundo seguirá en alguna forma de “aislamiento temporal”
  2. Habrá desempleo masivo a niveles nunca antes vistos, seguidos de quiebres masivos de empresas, compras de empresas y cambios en la forma de operar de las mismas.
  3. Habrá una crisis de inseguridad masiva en todo el mundo, debido al desempleo, falta de apoyos económicos y situaciones emocionales.
  4. Las fronteras seguirán cerradas, hasta que se pueda garantizar la seguridad.
  5. Incrementara fuertemente la Xenofobia. Se incrementaran los sentimientos de odio hacia los “extranjeros” y/o visitantes en los diversos países.
  6. Los gobiernos tomarán mayor control del mercado económico. Habrá leyes más invasivas y controladoras.
  7. Veremos un crecimiento masivo (superior al que tenemos) de aspirantes y gobernantes populistas.

Haciendo un poco de énfasis en lo que veremos en los años posteriores, hay que identificar las acciones que tomarán los gobiernos y las empresas.

La propaganda (mercadotecnia y publicidad) de los gobiernos, empresas y organizaciones sociales será un arma de pensamiento abrasador que buscará calmara la opinión pública para realinear este sentido “difamado” de “empatía de posguerra”. Empatía que pueden percibir hoy varios líderes mundiales.

IMPACTOS POR TIPO DE INDUSTRIA

De acuerdo a lo que hemos visto, dependiendo de cada tipo de industria o servicio, el impacto ha sido distinto. Para esto, cree una tabla de impactos para tener un mayor percepción de acuerdo a cada tipo de industria.

Matríz de impacto por industria COVID-19 (con apoyo de las herramientas de boardofinnovation.com) — NOTA: El impacto detallado de cada industria, podría ajustarse a su grado de operación, digitalización, presencia de marca, etc.

Para las empresas, es importante que nos situemos dentro de un posible escenario estratégico de respuesta, impacto y nueva organización.

MATRÍZ DE ESTRATEGIA

Para esto, encontré una matríz MUY interesante, hecha por parte de la organización Board of Innovation (https://www.boardofinnovation.com/). Les recomiendo AMPLIAMENTE que la revisen y se sitúen dentro de la tabla, de acuerdo a su situación actual, industria y gravedad del impacto:

Matríz de estrategia COVID-19 (boardofinnovation.com) — NOTA: La respuesta estratégica depende completamente de la situación financiera de la empresa, la disponibilidad de efectivo, la posición competitiva y el tipo de industria.

ENTONCES, ¿TODO ESTÁ PERDIDO?

Pese a lo dramático que está siendo esto, sí creo que la economía se recuperará con firmeza, en parte porque en esta situación no existen algunos de los obstáculos para la recuperación que hay en una crisis financiera típica. Los Bancos Centrales se están moviendo rápidamente para abordar los problemas en los mercados de crédito, y los gobiernos ya están actuando agresivamente para implantar estímulos fiscales. La velocidad y forma de estas políticas se está viendo profundamente influida por la experiencia mundial en la crisis financiera global de 2008. También creo que las acciones serán más efectivas y funcionarán con más rapidez porque no estarán combatiendo los mismos retos estructurales que hace una década.

Eso no implica que el mundo está libre de riesgos, ni que los mercados ya “hayan tocado fondo”. Eso es imposible de saber. Hay retos muy importantes para empresas que están muy endeudadas, y si los gobiernos no tienen cuidado en el diseño de sus planes de estímulo, el daño económico a las economías, derivado de la pandemia, caerá desproporcionadamente sobre los individuos más vulnerables económicamente.

Si los gobiernos no actúan en las próximas semanas, el mundo cambiará de manera dramática, para convertirse en un mundo de altos riesgos y baja calidad de vida.

OPORTUNIDADES DE NEGOCIO

Por último, alcanzo a delimitar algunos sectores productivos, que tendrán un crecimiento sustancial e importante en los años posteriores. Es importante tenerlos en el radar y decidir si nos mantenemos en los sectores en los que actualmente operamos, o decidimos reinventarnos.

  1. Commerce.
  2. Cursos en línea.
  3. Producción agrícola.
  4. Microcréditos.
  5. Alimentos empacados y sanitizados.
  6. Restaurantes adaptados a la era, nuevas generaciones e higiene.
  7. Automatización y robótica.
  8. Inteligencia Artificial.
  9. Análisis de datos.
  10. Plataformas de coaching y apoyo a la depresión, soledad y ansiedad.
  11. Juegos en línea.
  12. Fondos de inversión de impacto ambiental/económico y social.
  13. Vigilancia y seguridad.
  14. Consultas médicas de forma remota.
  15. Productos de limpieza e higiene.
  16. Aerosol en microgotas.
  17. Productos para tener fiestas en casa.
  18. Remodelación de casas.
  19. Seguros médicos.
  20. Vacunas.
  21. Bebidas alcohólicas.
  22. Herramientas y utensilios de cocina.
  23. Actividades al aire libre.
  24. Agencias de viaje especializadas.
  25. Ciclismo.
  26. Herramientas de trabajo online.
  27. Bienes raíces residenciales fuera de las ciudades mayormente pobladas.
  28. Búsqueda de nuevos lugares para establecer negocios en donde haya menores costos de producción, operación y tributarios.

CONCLUSIÓN

Los efectos de COVID-19 tendrán un impacto duradero en muchos aspectos de nuestra sociedad, desde la forma en que trabajamos y viajamos, hasta los bienes que producimos y los alimentos que comemos. En los próximos meses y años, sin duda veremos algunos bienes y servicios de consumo a los que estamos acostumbrados en un suministro limitado o no disponibles. La nueva normalidad resultante de lo que está disponible para nosotros brinda una oportunidad para reflexionar seriamente sobre cuánto confiamos en los mercados globales para proporcionarnos productos baratos. También es una oportunidad para considerar el costo de oportunidad de lo que perdemos cuando el precio más barato es nuestro principal factor de motivación para satisfacer nuestras necesidades: una pérdida de conexión con la comunidad, coherencia y conocimiento; no conocer a nuestros vecinos y comprender sus habilidades, talentos y pasiones individuales; y quizás lo más evidente, una pérdida de resistencia local para hacer frente a las interrupciones.

En todo el mundo, estamos viendo la rapidez con la que la naturaleza se recupera cuando los humanos se salen del camino. Las aguas de los canales de Venecia son lo suficientemente claras como para ver peces, debido a la falta de perturbación de sedimentos de los barcos. Los principales expertos en cambio climático predicen que podemos ver la mayor caída en las emisiones de carbono desde la Segunda Guerra Mundial como resultado de la desaceleración de la actividad económica debido a COVID-19. En una caminata nocturna podemos percatarnos gratamente de la falta de basura y colillas de cigarrillos, y de la acumulación de hojas frente a los oscuros escaparates de las tiendas.

Cuando vemos con que rapidez puede recuperarse la naturaleza, podemos comenzar a darnos cuenta de que todos los problemas aparentemente imposibles que rodean el cambio climático, la inestabilidad ecológica, la pérdida de biodiversidad y la contaminación de los océanos son completamente alcanzables.

Sí, todo esto viene a costa de un golpe para nuestras economías locales y globales. Pero incluso esa comprensión en sí misma arroja luz sobre cuánto sirve nuestra elevación del crecimiento económico y la “prosperidad” para externalizar los costos a expensas del medio ambiente. Esta comprensión allana el camino para que podamos desarrollar una nueva narrativa mediante la cual reconstruimos nuestras economías para trabajar con la naturaleza, en lugar de tratar de explotarla para el beneficio humano. Cabe señalar que esta no es una nueva narrativa: es una narración de la interdependencia de los humanos y el mundo natural que ha sido válida para las sociedades indígenas de todo el mundo. Con la magnitud de otras crisis que enfrenta nuestro mundo natural y nuestra nueva comprensión de nuestra capacidad para superarlas, esta es una historia cuyo momento ha llegado.

NOTAEsto es una opinión personal en la cual abordo comentarios, teorías y fundamentos de diversos autores.

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