Generalmente cuando se piensa en pobreza o riqueza, se asume de forma equivocada que estos fenómenos son consecuencia del mérito de las personas. Aunque dicho pensamiento está arraigado en muchos mexicanos, no es difícil encontrar datos que señalan lo contrario. Según el informe, “Movilidad social en México 2019” del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), 74 de cada 100 mexicanos no logran superar las condiciones de pobreza en las que nacen. Esto quiere decir que, para la mayoría de la población mexicana, la pobreza representa un destino inexorable.
Es importante mencionar que estos datos tienen un impacto distinto de acuerdo a la región del país. La región sur es más afectada con respecto de la región norte y norte-occidente, ya que 67 de cada 100 mexicanos que nacen en la región sur, no logran superar la pobreza, mientras que, en el norte, son 25 de cada 100.
En contraste con los datos que he señalado, y en contra de lo que sostiene la tesis meritocrática, muchos de esos mexicanos sí se esfuerzan por salir de la pobreza. De acuerdo con datos del año 2019, la OCDE indica que México trabaja 23% más horas que todos los países miembros. Es decir, que los mexicanos trabajan en promedio 2 mil 137 horas al año, mientras que los demás países de la OCDE, trabajan en promedio mil 730 horas.
Este escenario da cuenta de lo preocupante que es el fenómeno de la pobreza y la pobreza extrema. En este sentido, el CEEY también señala que la falta de movilidad agrava dicha situación ya que impide el ascenso económico de quienes menos tienen y ubica como la causa principal de esta situación a la falta de oportunidades, pues la mayoría de los mexicanos no tienen las condiciones mínimas básicas en ámbitos como la salud, la educación y el trabajo para poder desarrollarse. El sociólogo francés Pierre Bourdieu dio cuenta de que incluso la educación pública reproduce la desigualdad social al no tomar en cuenta las condiciones familiares primarias en las que se desarrollan los niños que acceden al sistema de educación pública, por lo tanto, hay diferencias sustanciales entre el punto de partida de un niño de clase baja y uno de clase media o clase alta.
La falta de oportunidades es entonces uno de los elementos fundamentales para entender la falta de movilidad en el país. Sin embargo, la poca atención por parte de los gobiernos pasados no fue gratuita. El modelo económico neoliberal desmanteló no solo la estructura estatal, sino que también debilitó la idea de que es el Estado, la principal instancia para intervenir y cambiar las condiciones que impiden el óptimo desarrollo de las y los mexicanos en igualdad de oportunidades.
La visión meritocrática se extendió en gran parte de la sociedad mexicana, sobre todo a través de la opinión de expertos y políticos que han desalentado la intervención del Estado en ámbitos estratégicos. Esta situación es visible en la lucha que ha tenido que dar nuestro Presidente con respecto a la recuperación de los sectores energéticos y logísticos como puntos prioritarios en el desarrollo del país.
Finalmente, es de suma importancia entender que transformar la realidad de esos millones de mexicanos en condiciones de pobreza implica desmantelar el pensamiento meritocrático que no tiene evidencias sólidas, y retornar a reflexiones y acciones profundas sobre las obligaciones del Estado en esta materia.
El CEEY, por ejemplo, propone trabajar en sectores estratégicos como la calidad educativa, la integración de los jóvenes al mercado de trabajo, atender el problema del mercado informal ya que deja desprotegidos a muchos mexicanos en materia de derechos laborales.
También indica que se debe trabajar en la protección social universal que asegure el bienestar para todos los ciudadanos. Lo anterior, son solo algunos puntos importantes a los que se debe brindar atención, sin embargo, para que los esfuerzos políticos funcionen, debemos persuadir y convencer a quienes aún no lo están, de que el Estado, en los tres niveles de gobierno, deber ser la instancia principal para revertir la desigualdad de oportunidades, y con ellos atacar de raíz el problema de la pobreza y la falta de movilidad en nuestro país.
De ahí la importancia de defender la frase que dicta, por el bien de todos, primero los pobres.
Miguel Ángel Tello Vargas