El presidente Andrés Manuel López Obrador está por dejar el cargo que los mexicanos le encomendamos por seis años y mi perspectiva en esta breve reflexión tiene que ver con dimensionar la importancia de la cercanía con la gente que ha tenido un presidente que termina su mandato con una aprobación cercana al 80%, como lo reporta El País

Andrés Manuel llegó a la presidencia en su tercer intento, tras ser víctima de estrategias orquestadas desde la hoy derrotada oposición para desprestigiar sus luchas y sobre todo para hacerlo ver como un peligro para México, puesto que su proyecto iba a tocar muchos privilegios de la elite económica y política más conservadora del país.

Pero todas estas estrategias de la oposición fracasaron debido a que Andrés Manuel desde el inicio de su proyecto político tuvo como premisa una cuestión fundamental, la comunicación permanente con el pueblo de México. 

Este hecho, en primer lugar, le permitió hacer un diagnóstico muy preciso de la pobreza y desigualdad que han sufrido las personas más pobres de este país. Sus largas campañas en territorio, le dieron la posibilidad de recorrer los lugares más alejados y de difícil acceso, ese México de los olvidados; y de esta manera comenzó una tarea de pedagogía política titánica, nada más y nada menos que politizar al pueblo.

En todo este proceso, el presidente informó una y otra vez los puntos más importantes de su proyecto a la gente, mayor inversión pública, una política social fuerte que beneficiaría a los más desventajados, una austeridad republicana un constante ataque a los actos de corrupción realizados por los de arriba y la separación del poder económico del poder político.

No obstante, su llegada al poder no lo alejó del pueblo. Las mañaneras se convirtieron en el espacio ideal para seguir informando a la gente de los avances de su proyecto de gobierno, pero también y sobre todo, se convirtió en una forma de combatir la desinformación generada por los medios hegemónicos de información que en gobiernos anteriores tenían la capacidad de imponer la agenda al presidente.

Andrés Manuel, una y otra vez les arrebataba los temas presentes en la opinión pública para seguir señalando las prioridades más fundamentales del país, el combate a la pobreza, la denuncia a la corrupción y la continuidad de los proyectos de transformación económica vía la inversión pública.

De esta manera, las mañaneras le permitieron seguir en contacto permanente con el pueblo y a la vez, de discutir de manera democrática con una oposición cada vez más derrotada y dispuesta a usar la mentira y la desinformación. En este sentido el presidente demostró que la comunicación con el pueblo es fundamental si se quiere rendir cuentas de manera permanente.

Así, comenzó a dar resultados tangibles:  incrementó el salario mínimo, generó importantes obras de infraestructura como el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas y el Aeropuerto Felipe Ángeles (solo por mencionar algunos proyectos). Estableció una política social en apoyo a jóvenes y adultos mayores (Becas para el Bienestar, Jóvenes Construyendo el Futuro y Pensiones para el Bienestar de los Adultos Mayores). Mejoró y promovió el acceso a la salud pública y universal. 

Logró sacar a 8.9 millones de mexicanos de la pobreza y a 1.7 millones de la pobreza extrema, además de ser el presidente que ha decretado más áreas naturales protegidas en toda la historia del país.

Todos estos resultados fueron tangibles para la gente, y la comunicación con el presidente siguió siendo una prioridad en cada obra que inauguró personalmente a lo largo y ancho de toda la república mexicana. 

Me faltarían muchas más páginas para demostrar el porqué, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, ha sido uno de los mejores en la historia reciente de nuestro país. Algunas de sus frases como: “Por el bien de todos, primero los pobres” y “Amor con amor se paga” han dejado una huella permanente en el pueblo de México. 

Sin duda alguna, se sienta precedente en comunicación política, Andrés Manuel una vez más nos deja un legado, y este legado fue el arma más letal de todas, la interlocución directa con el pueblo a través de las mañaneras.

Cambiaste el destino del país un día a la vez desde las siete de la mañana durante mil 423 lecciones de comunicación. Gracias por las enseñanzas compañero presidente. Te vamos a extrañar. Larga vida Andrés, larga vida.

 

Miguel Ángel Tello Vargas

Compartir

Tags:

Deja un comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Post comment