La reactivación económica está en manos del gobierno.


Esta opinión es la continuación de una serie de artículos enfocados a explicar los diferentes escenarios utópico/reales que espero ver entorno hacia la reactivación económica en México en los siguientes meses. Algunos son reales y otros son “esperanzas” (porque sinceramente, no sé que vaya a hacer el gobierno; tengo pequeñas idea “predictivas”, de acuerdo a como se ha comportado; espero y que alguna persona cercana al presidente, secretarios y/o gobernadores, lea esta serie de artículos).

Ningún evento desde la Segunda Guerra Mundial ha causado una recesión económica de tal escala o alcance, como el que estamos viviendo hoy en día. Por esta misma razón, nuestros líderes no están seguros de qué hacer. El desarrollo de tipo “prueba y error” entorno hacia la ejecución de proyectos y/o políticas públicas, no es una opción viable a corto plazo.

México, como otros países, está atravesando una crisis de salud pública sin precedentes y un panorama económico extremadamente difícil. Ante la epidemia, las actividades económicas se limitaron a las de carácter esencial con el fin de aplanar la curva de contagio y evitar el colapso de nuestro sistema de salud. Los resultados de esta estrategia han sido positivos en otros países (y en algunos casos destacados como Corea del Sur, donde han logrado controlar la epidemia casi en su totalidad). Sin embargo, el costo económico y social de estas medidas ha sido ENORME. Debido a esto, se ha vuelto imprescindible pensar con claridad sobre, “cómo lograr reactivar la economía”.

5 ejes de reactivación económica

México se encuentra en una situación privilegiada para activar diversos motores de crecimiento económico en una situación que podemos aprovechar, si orientamos adecuadamente nuestras políticas públicas y la actividad de nuestro sector empresarial.

Para esto, enlisto 5 puntos sobre los cuáles creo (a punto de vista personal) que el gobierno debe de trazar una ruta de acción:

  1. Impulso al comercio exterior.
  2. Subsidios agrícolas a pequeños productores.
  3. Obra pública en los municipios.
  4. Incrementar la infraestructura de telefonía móvil en todo el país.
  5. La legalización de la Cannabis.

Buscaré expresar por qué creo que estos 5 puntos pueden ayudar a “reactivar la economía” en un corto y mediano plazo.

IMPULSO AL COMERCIO EXTERIOR

Uno de los poderosos motores de crecimiento es el sector externo y, en particular, el comercio de bienes y servicios con el resto de América del Norte.

La afortunada situación que enfrentamos tiene tres componentes principales:

  1. El primero es el creciente enfrentamiento geopolítico entre Estados Unidos y China. Está claro que lo que comenzó hace unos años como fricciones diplomáticas y desacuerdos comerciales se ha convertido en una lucha frontal que ha desembocado en la desarticulación de la relación simbiótica que habían desarrollado a lo largo de los años. Como resultado, Estados Unidos y sus aliados están buscando activamente donde reubicar sus centros de producción y México es probablemente la mejor opción.
  2. El segundo elemento es la reciente ratificación del T-MEC. Luego de una negociación ardua y en ocasiones volátil, tenemos la entrada en vigencia del principal acuerdo comercial negociado durante la administración Trump y que representa para él un importante éxito político. Cabe destacar que, en 2019, México se convirtió en el principal socio comercial de Estados Unidos, ubicándose por encima de Canadá y China. Nuestras exportaciones al norte fueron el componente más dinámico de la demanda agregada y un motor muy importante del empleo. Pocos países pueden presumir de tener tal instrumento y una relación comercial con este dinamismo.
  3. El tercer elemento es la importante depreciación de nuestro tipo de cambio, producto de la incertidumbre internacional y la mayor percepción de riesgo en nuestra economía, lo que genera un incremento en la competitividad de nuestras exportaciones. Estos tres elementos crean condiciones únicas para que México ponga en marcha este poderoso motor económico y acelere el camino hacia la recuperación de la actividad productiva y el empleo.

Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, reactivó sus plantas de producción. Esto lo hizo de forma gradual y selectiva. Para reforzar la recuperación de nuestra propia economía y mantener la confianza de quienes han invertido en México, es fundamental lograr la mayor sincronización posible de nuestro proceso de reapertura con el de nuestro principal socio comercial. La decisión del Presidente de la República de asegurar que esta sincronización ocurra en la industria automotriz es la acertada. Las acciones de coordinación que han realizado las Secretarías de Economía y Relaciones Exteriores con sus homólogas estadounidenses son igualmente alentadoras, pero el tiempo es corto y el margen de error mínimo. En el plazo inmediato son necesarias tres líneas de trabajo:

  1. Estandarizar, en la medida de lo posible, los procesos y criterios comerciales y de salud pública que ayuden a ambos países a proteger nuestras cadenas productivas, incluyendo la definición de actividades esenciales
  2. Fortalecer la coordinación con las autoridades estatales y municipales.
  3. Asegurar que las actividades de despacho en aduanas y verificación sanitaria en la frontera no se conviertan en un obstáculo para nuestro comercio.

Todo esto toma bastante importancia, debido a los resultados de las elecciones en EUA, en las cuáles al parecer, definieron a Joseph Robinette Biden Jr como el próximo Presidente de nuestro país vecino.

México debe pensar estratégicamente más allá de la emergencia y no perder de vista la oportunidad de posicionarse como un actor clave en el escenario del comercio mundial. En el pasado nos enfocamos en el volumen de bienes y servicios que intercambiamos con Estados Unidos, pero ahora existe la oportunidad de ir más allá produciendo e innovando juntos y competir con el resto del mundo.

La pandemia ha implicado retos y complicaciones para nuestra relación con Estados Unidos, pero también ha incrementado el valor geoestratégico de nuestro país. Es el momento de actuar y aprovechar la gran oportunidad que se nos presenta. El gobierno, el sector privado y la sociedad deben alinear esfuerzos y moverse con agilidad.

SUBSIDIOS AGRÍCOLAS A PEQUEÑOS PRODUCTORES

La agricultura es y seguirá siendo, una labor fundamental en el desarrollo económico de cualquier país. En la pandemia, la producción de perecederos ha sido uno de los pocos “motores económicos” que ha hecho que el país pueda seguir teniendo flujos de efectivo en distintas zonas del país.

En muchos países, la agricultura y otras actividades relacionadas con la provisión de alimentos han sido consideradas esenciales, al igual que la atención médica y los servicios de suministro de energía y agua.

Pero, de misma forma, esta pandemia ha tenido efectos sobre las actividades del sistema alimentario (producción, transformación, distribución, comercio y consumo de alimentos) y sus resultados, sobre todo en términos de seguridad alimentaria y bienestar social. El Secretario General de las Naciones Unidas ha resaltado en múltiples ocasiones, la necesidad de una reacción inmediata para evitar una crisis alimentaria. Por ello, es sumamente importante desarrollar estrategias de política pública, con la finalidad de sostener la demanda, administrar el comercio de alimentos durante la emergencia y evitar que su prolongación conduzca a una crisis alimentaria regional.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha formulado un análisis sistematizado de los principales canales de transmisión de los impactos de la pandemia en la alimentación y la agricultura sobre la base de un modelo que identifica los efectos de la pandemia en la demanda, la oferta y el comercio internacional de alimentos (véase el diagrama expuesto aquí abajo).

Los factores relevantes en cada caso son:

  • Demanda: la proporción de los ingresos que los hogares gastan en alimentos y las elasticidades precio e ingreso de los alimentos que afectan la capacidad adquisitiva de los hogares y la distribución del gasto entre tipos de alimentos.
  • Oferta: la intensidad relativa de capital o de trabajo en los procesos productivos e importancia del capital fijo y los insumos intermedios.
  • Comercio internacional: los efectos dependerán del carácter de importador o exportador neto de cada país.

Pero lo más importante de todo esto, es que la pandemia ha puesto de manifiesto que solo el Estado tiene la capacidad de facilitar, coordinar e intervenir para asegurar la disponibilidad de alimentos. De ahí la responsabilidad de los gobiernos de evitar que la crisis sanitaria se transforme en una crisis alimentaria.

Para asegurar el financiamiento de las actividades productivas es necesario que el gobierno haga efectivas algunas prórrogas automáticas para los créditos del sector de la agricultura campesina y que se busque capitalizar la banca de desarrollo para atender al sector agrícola.

De misma forma, es necesario que se realice un programas de compras públicas de alimentos básicos con precios mínimos garantizados (en México se ha aplicado al maíz y a otros granos, a través de SEGALMEX).

Pero lo más importante de todo esto, recae en la responsabilidad del gobierno en desarrollar políticas públicas y programas sociales, con la finalidad de buscar brindar subsidios agrícolas a los productores.

Es necesario que se formule un paquete de asistencia y apoyos económicos para los pequeños productores. No hay que espantarnos, esto no es asistencialismo político, es un impulso micro regional.

Se debe de buscar que a través de un plan logremos:

  1. Bajar los precios de los alimentos.
  2. Disminuir la pobreza alimentaria.
  3. Generar comercio e intercambios locales.
  4. Volvernos competitivos a nivel internacional en productos estratégicos.

Los “países ricos” del mundo como Estados Unidos han otorgados subsidios a sus agricultores, garantizándoles un precio mínimo por los productos que producen (Minimum Support Price — MSP).

Por ejemplo, si el precio de mercado de una “commodity” cae por debajo del MSP, los gobiernos de las “naciones ricas” transfieren la diferencia de precio a los agricultores, ya sea en forma de transferencia directa o en forma de subsidios.

El objetivo de esta práctica es proteger a los agricultores del mundo desarrollado de los efectos potencialmente devastadores de los bajos precios de los productos básicos. Es tan común esta garantía en este tipo de transferencia, que ya es común que los productores de algodón de Estados Unidos reciben al menos $0.70 dólares por cada libra de algodón que cosechan. Si el precio de mercado del algodón no llega a este nivel, el gobierno de los Estados Unidos les da un cheque a los agricultores por la diferencia de precio.

La práctica de proporcionar subsidios agrícolas ha llevado a un apoyo financiero de aproximadamente $300 billones de dólares al año para los agricultores de los países ricos.

Los impactos directos que podemos encontrar por este tipo de subsidios son:

  1. Se incentiva a los agricultores que reciben estos subsidios a producir más debido a la cantidad garantizada que recibirán. Esto puede ser muy fructífero para los agricultores nacionales, que, como resultado, son financieramente estables.
  2. El excedente de producción es a menudo mucho más de lo que pueden absorber sus mercados internos. Como resultado, este excedente se vierte en el mercado nacional, lo que deprime los precios (precios del mercado nacional, y por consecuente, global).
  3. Se mantienen “bajos” los precios de los productos agrícolas, que tanto han incrementado durante esta pandemia.

El COVID-19 ha incrementado el riesgo de volatilidad de la trayectoria futura de los precios locales de los alimentos. De Diciembre del 2019 a Mayo del 2020, se observaron alzas en algunos productos, y el índice de precios de los alimentos ha aumentado más que el índice de precios al consumidor (IPC). Dicho aumento se dio principalmente durante marzo y abril, cuando en México se empezaron a poner en marcha medidas de confinamiento que generaron incrementos de la demanda e incertidumbre en la oferta. En la mayoría de los países el aumento se moderó durante mayo, conforme la incertidumbre se redujo y los países iniciaron o intensificaron programas de distribución de alimentos. Pero aún así, los precios de los alimentos siguen a la alza.

América Latina (promedio regional y 11 países seleccionados): evolución del índice de precios al consumidor (IPC) y del IPC de alimentos, diciembre 2019 a mayo 2020. Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Los valores de América Latina y el Caribe se obtienen del promedio de 14 países ponderado por población. Los países son: Argentina, Bolivia (Estado Plurinacional de), Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Paraguay, Perú, Uruguay

Esta alza de precios podría verse como una reacción económica “buena” para los productores, pero no es así. El incremento de precios se ha venido dando, principalmente por el aumento de costos e incertidumbre en la cadena logística. De la cual los productores, rara vez forman parte.

Si no se implementan este tipo de medidas, aunque los precios del mercado continúen subiendo, a los agricultores de los países en desarrollo les resultará muy difícil obtener ganancias vendiendo su producción (como resultado del bajo precio obtenido a cambio de su producción).

Si los precios mundiales aumentaran y la producción se cambiara de productores protegidos de alto costo en Europa y Estados Unidos a productores de costo más bajo en naciones como México, tendría dos implicaciones positivas:

  • Los consumidores del mundo desarrollado se beneficiarían de la reducción de los precios internos y de la eliminación de los impuestos necesarios para pagar estos subsidios y, en consecuencia, de los precios de mercado más elevados.
  • A largo plazo, un mayor crecimiento económico en las naciones en desarrollo dependientes de la agricultura beneficiaría a todos.

Además, las Naciones Unidas (UN) ha estimado que las “naciones ricas” dan alrededor de $50 billones de dólares al año en ayuda exterior a las naciones en desarrollo, los subsidios agrícolas cuestan a los mismos países de la categoría en desarrollo, unos $50 billones de dólares en exportaciones perdidas. Esto anula efectivamente el efecto de la ayuda.

No es bueno construir carreteras, clínicas e infraestructura en áreas pobres si no les das acceso a los mercados y generas motores de crecimiento.

Obra pública en los municipios

La obra pública tiene un rol clave en la reactivación económica del país, en este proceso de pandemia.

Para reactivar la economía es necesario reavivar la obra pública municipal y posponer temporalmente la refinería de Dos Bocas, El Tren Maya y el Aeropuerto de Santa Lucía.

Hay proyectos macros que succionan los pocos recursos que se tiene para obra pública. Es por esto, que es necesario posponer estos proyectos nacionales y atomizar el recurso para que más MiPyMEs tengan acceso a obras de carácter social que son más urgentes como:

  1. La electrificación de comunidades.
  2. Brindar drenaje a todas las comunidades.
  3. La pavimentación de calles.
  4. La renovación del alumbrado público.
  5. La construcción de escuelas.
  6. La construcción de parques.
  7. La creación de nuevas clínicas de atención.

Inclusive, existe una propuesta por parte de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), en la cuál le solicitan al presidente, ejercer 200 mil millones de pesos en 200 mil obras de un millón de pesos con alto impacto social y que beneficiará la economía de los estados.

Los grandes proyectos son necesarios, pero se pueden posponer. Por ahora, es vital reactivar la economía nacional y la obra pública es el principal detonante de beneficios en una región.

El sector de la construcción genera cerca de seis millones de empleos y aporta el 6.5% del Producto Interno Bruto (PIB). Al haber cerrado la inversión en obra pública, esto ha ocasionado el cierre de tres mil empresas, el 96% MiPyME, y esto impacta en la generación de empleos de manera directa.

Para ahondar un poco en este tema, es importante conocer cómo se asignan las responsabilidades de gastos entre los órdenes de gobierno. A continuación pueden ver los ejemplos típicos más relevantes de asignación de responsabilidades de gasto, de manera que pueda identificar fácilmente los conceptos de inversión sobre los que tienen jurisdicción los gobiernos subnacionales.

Incrementar la infraestructura de telefonía móvil en el país.

En los últimos años la digitalización ha permitido que los países en desarrollo, en particular, den pasos agigantados en lo que se refiere a inclusión financiera. Países como Kenya, Rwanda, India, Indonesia y Nigeria han logrado dar pasos importantes para aprovechar la tecnología de la telefonía móvil a fin de conectar a sus ciudadanos con los sistemas financieros.

La digitalización ha llegado al rescate de un mundo que luchaba contra la pandemia de COVID-19 con cierres de fronteras, toques de queda, confinamientos y otras restricciones. Las compras y el entretenimiento en línea, los servicios financieros digitales y las reuniones y los eventos virtuales han pasado a desempeñar un papel protagónico en las vidas y los medios de vida de las personas en todo el mundo.

Al comienzo de la pandemia, algunas autoridades adoptaron medidas de emergencia para apoyar y facilitar las actividades digitales. El Banco Central de Kenya suspendió el cobro de cargos y comisiones y amplió el límite para las transacciones monetarias móviles de bajo valor. Esto produjo un aumento significativo del monto y el número de transacciones, en su mayoría de USD 10 o menos, lo cual ayudó a proteger a los hogares más vulnerables y atrajo a más de 1,6 millones de clientes nuevos. En Rwanda se suspendieron todos los cargos en marzo. Para finales de abril de 2020, el valor semanal de todos los tipos de transacciones monetarias móviles se incrementó un 450% con respecto a los niveles prepandémicos.

Las empresas tampoco tardaron en aprovechar el poder de la tecnología digital. En China, Ant Group se asoció con más de 100 bancos para lanzar la iniciativa Contactless Loans, para conceder préstamos sin contacto físico con el fin de ayudar a las pequeñas y medianas empresas a recuperarse de la COVID-19. En Brasil, el banco central está poniendo en marcha PIX, un sistema de pagos instantáneos que se prevé estará ampliamente disponible este mes. En India, Riskcovry, una empresa emergente de Bombay, introdujo una póliza de seguro contra el coronavirus para empresas que quieran ofrecer a sus empleados cobertura para hospitalizaciones y pérdida de salarios.

Pero en México, ¿Cómo puede ayudar la digitalización, en este proceso de reactivación económica? Creo en tres formas en las que el crecimiento de infraestructura telefónica, puede ampliar la digitalización y mejorar el sistema económico nacional:

La primera, conectar a los ciudadanos para reducir la brecha digital y conocer más acerca de su actuar. Según la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información (ENDUTIH 2018) desarrollada por Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), revela que más de 40% de la población del país (50 millones de Mexicanos) aún carece de acceso a Internet, lo cual sugiere la existencia de un reto en la universalización de las TIC. México tiene que invertir en infraestructura digital e identidad digital para que sus ciudadanos puedan acceder a servicios en línea.

La segunda, hacer que el sistema financiero nacional gire en torno a la gente. La digitalización debe estar impulsada por las necesidades de las personas y ha de estar al servicio de la gente. Por ejemplo, en 2017 Kenya introdujo un bono digital basado en tecnología móvil denominado M‑Akiba, con el fin de movilizar microahorros, de sumas tan reducidas como USD 30, para financiar el gobierno. Sorprendentemente, 85% de los inversionistas estaban participando en el mercado de títulos públicos por primera vez.

La tercera, brindar conectividad a la mayoría de personas, con la finalidad de que el “tele-trabajo” (home office) y la “tele educación” (homeschool) sea una opción para cualquier persona. La población rural y la que se encuentra en situación de pobreza, presentan una condición muy adversa para complementar el aprendizaje de las personas que vieron alterada la modalidad en la que cursaban su educación formal a raíz del confinamiento. Estos sectores de la población también enfrentan la dificultad de realizar tele-trabajo o de capacitarse en línea para buscar un empleo cuando se reanude la mayoría de las actividades económicas. Esta dificultad va en detrimento de la construcción de capacidades y habilidades de la población que de por sí ya tiene una situación económica precaria.

Ante este escenario, se considera fundamental avanzar en la consolidación de una sociedad del conocimiento que tenga políticas específicas para garantizar el acceso a Internet para toda la población.

De misma forma, recomiendo leer el reporte de The Keen Folks, en donde habla de “cómo podemos cerrar la brecha digital”.

La legalización de la Cannabis

La normalización y regulación del uso de la cannabis se ha convertido en una macro tendencia en el mundo, principalmente impulsada por los beneficios medicinales, industriales, recreativos y económicos que tiene, los cuales se estima podrían llegar a los 73,600 MDD para el 2027.

Actualmente, aproximadamente 50 países cuentan con algún tipo de legalidad para el uso de la marihuana. Esto representa el nacimiento de una nueva industria multimillonaria que trae consigo oportunidades pues los mercados legales más prominentes y maduros se encuentran en Europa, Estados Unidos y Canadá.

No obstante, el mercado Latinoamericano ha capturado los ojos de los grandes participantes de la industria del cannabis, esto con el objetivo de reducir costos, aprovechar las condiciones climatológicas y de tierra cultivable que ofrece la región.

El pionero fue Uruguay, el cual a tres años de una completa regularización de los usos medicinales, industriales y recreativos del cannabis, enfocados exclusivamente en un mercado nacional, reporta 4,000 kg vendidos por más de 5 MDD y un panorama optimista ante los riesgos planteados en un inicio. Sin embargo, los miedos generados por ser el primer país en legalizar todos los usos de la planta, tuvieron como consecuencia una ley con una óptica restrictiva que, pensando en asegurar los riesgos sanitarios, se ha convertido en una barrera para la maduración del mercado interno, causando que los pequeños y medianos productores no puedan acceder a las licencias y/o cumplir con los patrones que la ley obliga, lo que contribuye a que siga existiendo el mercado informal.

En el caso de México nos encontramos en vísperas de recibir para este año, un reglamento pendiente desde 2017 que observa los usos medicinales y de investigación del cannabis. Por otro lado, para diciembre está pendiente la llamada Ley para la Regulación del Cannabis que vigilará todos los usos. La proyección del tamaño de mercado en México es de 2 mil MDD.

Por otro lado, según el senador mexicano de MORENA, Julio Ramón Menchaca Salazar la legalización de la marihuana en México podría generar ingresos tributarios y compensar el daño económico generado por la pandemia de coronavirus.

Julio Menchaca, cree que siguen habiendo detalles a discutir. Aún así, el impulso a la legalización de la marihuana jugará un rol importante en la recuperación económica. Esto será por medio de recolección de impuestos, reactivación del campo, y generación de empleos.

A grandes razgos, respecto al proyecto de ley que conocemos, sabemos que:

  1. Permitirá a las personas mayores de 18 años, poseer y cultivar marihuana para uso personal. Cada individuo podría cultivar hasta 20 plantas registradas. Esto es siempre y cuando la cosecha total no exceda los 480 gramos por año. Los pacientes medicinales también podrían aplicar para cultivar más de 20 plantas.
  2. La posesión personal se limitaría a 28 gramos. Sin embargo, quedaría despenalizada la posesión de hasta 200 gramos.
  3. Se establecería el Instituto Mexicano de Regulación y Control del Cannabis para regular el mercado y emitir permisos para negocios de marihuana.
  4. El proyecto de ley también establece un posible impuesto del 12% para las ventas de cannabis (esto aún está en discusión, y la cámara de diputados deberá de entrar a fondo en este apartado). Parte de estas ganancias serían dirigidas a: Monitoreo de producción y productos, un fondo para el tratamiento de mal uso de sustancias e infraestructura educativa y de salud.
  5. Se permitiría el consumo público, con excepción de lugares designados como libres de humo. El cáñamo y el CBD estarían exentos de las regulaciones que se aplicarían a productos de THC.

México tiene el potencial de convertirse en la pieza clave en el rompecabezas internacional de la industria de la cannabis, no solo por las condiciones ideales para el cultivo a un menor costo, si no también por nuestra locación natural con acceso a rutas comerciales privilegiadas.

Esta es una oportunidad que bien aprovechada podría reactivar el campo, incentivar la inversión fresca, además de convertirse en una nueva fuente de empleos bien remunerados, que en un ambiente organizado y de colaboración podríamos abastecer tanto la demanda nacional como la internacional.

La legalización de la cannabis puede convertirse en uno de los principales motores que ayude en la recuperación post y durante la pandemia.

Conclusiones

En estas 5 medidas podemos darnos que el Gobierno tiene el “control” de la reactivación económica en sus manos. Pero hay que tomar en cuenta, que necesita en su totalidad a los empresarios.

Para cada uno de estos puntos, podemos encontrar una relación directa e indirecta, entre el sector público y sector privado:

  1. Impulso al comercio exterior: El Gobierno permite la apertura y brinda buenas condiciones para la producción y la exportación, y el privado produce y vende.
  2. Subsidios agrícolas a pequeños productores: El gobierno otorga subsidios para la producción, los pequeños productores producen y los privados compran.
  3. Obra pública en los municipios: El gobierno lanza proyectos en distintas regiones del país y el privado construye.
  4. Incrementar la infraestructura de telefonía móvil en todo el país: El Gobierno decide co-invertir con los privados, en el crecimiento de infraestructura de telecomunicaciones.
  5. La legalización de la Cannabis: El gobierno deja las “reglas del juego” claras, y el privado invierte en la producción y comercialización.

Sin incentivos gubernamentales y con la pérdida de dinamismo de la economía mexicana, los empresarios se volverán más cautelosos, se desalentarán. Algunos evitarán recurrir a las fuentes de financiamiento y otros más desafortunadamente podrían retirar sus intenciones de invertir en nuestro país.

A la economía mexicana y su actividad industrial le urge que sea restablecida la confianza hacia los inversionistas, a través de la implementación de una estabilidad macroeconómica, pero con crecimiento del mercado interno, la cual logre reducir la pobreza, aumentar la generación de empleos formales de calidad y que promueva la inversión productiva.

Recuperar la confianza de los inversionistas, así como resolver la situación política en la que se encuentra México son los principales pasos para salir de la crisis económica.

Esto tiene que salir desde el gobierno, sobre todo la confianza que pueda dar el gobierno de México hacia el exterior, que in­funda una mayor confianza sobre lo que va a pasar en el futuro, porque eso pue­de detener la salida de capitales y destrabar parte de la Inversión Extranjera Directa (IED) que está detenida y con eso se podría reac­tivar el crecimiento económico.

Desde el punto de vista económico estos “planes” tienen que venir como estrategias bien planificados, donde el privado y el gobierno propongan. Tiene que ser un espacio tanto público como privado.

Se debe de dejar de lado la retórica pública que tiende a la polarización y que va usualmente en contra de las empresas y organizaciones sociales. Sin duda, este discurso divisorio genera incertidumbre y preocupación

Los empresarios, desde el pequeño negocio hasta la gran empresa, y los conglomerados internacionales, estamos listos para invertir y reactivar la economía, lo único que requerimos son señales de certidumbre.

PD: Les ofrezco una disculpa a la mayoría de personas que me estuvieron solicitando en diversas ocasiones, que continuara escribiendo. He tenido mucho trabajo y he tenido sentimientos encontrados entorno hacia “que acciones y/o decisiones tomar” para poder afrontar la “nueva realidad”.

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